http://www.youtube.com/watch?v=mB2Rfklhkbw&feature=related
Eran las tantas de la mañana, la luna se podía ver a través de la niebla. Se podia ver un gran puente, por el aun a estas tardias horas circulaban coches. Carreras decían ellos. Idiotas es lo que son.
También se podía ver una metrópolis, los neones de los edificios iluminaban hasta las callejuelas de mala muerte, en las cuales la gente era hasta capaz de gastar el dinero de la comida en un acto de lujuria.
Una armónica. Un hombre. Un largo asfalto por recorrer y una larga noche a su favor.
El hombre sonreía, lo tenia todo a su favor, dinero, y suerte; ¿Que mas necesitaba en esta ciudad de locos?
Se dirigió al casino mas grande que vio, abrió las puertas y fue a una mesa mas grande del local.
Formulo sus apuestas, tenia las de ganar.
uno...
dos... ¡tres!
Tiro los dados sobre la mesa, como el esperaba, la fortuna le sonreia.
Tic, tac, tic, tac, tic, tac...
Pasaba el tiempo, el hombre no se daba cuenta de que llevaba horas y horas jugando, el se olvido de todo, en ese mismo instante solo pensaba en las cartas, en la ruleta y en el azar.
Fue perdiendo dinero, pero el ahi estaba, fuertemente convencido de su victoria.
¿Y que paso con él?
Ahora anda bajo puentes, pidiendo a aquellos que un día le debían dinero, esclavo de su propia condena, mártir de su pecado.
Jugo su poker con el diablo y perdió, ¿su precio a pagar?, su alma.
Ahora el estaba solo, seguía andando por iluminadas calles de la ciudad, pisando el asfalto. Arrepintiéndose de su ser.
¿Y que le quedo de su vida de lujuria y vicio?
Su preciada armonica siempre estaria con el...
Eran las tantas de la mañana, la luna se podía ver a través de la niebla. Se podia ver un gran puente, por el aun a estas tardias horas circulaban coches. Carreras decían ellos. Idiotas es lo que son.
También se podía ver una metrópolis, los neones de los edificios iluminaban hasta las callejuelas de mala muerte, en las cuales la gente era hasta capaz de gastar el dinero de la comida en un acto de lujuria.
Una armónica. Un hombre. Un largo asfalto por recorrer y una larga noche a su favor.
El hombre sonreía, lo tenia todo a su favor, dinero, y suerte; ¿Que mas necesitaba en esta ciudad de locos?
Se dirigió al casino mas grande que vio, abrió las puertas y fue a una mesa mas grande del local.
Formulo sus apuestas, tenia las de ganar.
uno...
dos... ¡tres!
Tiro los dados sobre la mesa, como el esperaba, la fortuna le sonreia.
Tic, tac, tic, tac, tic, tac...
Pasaba el tiempo, el hombre no se daba cuenta de que llevaba horas y horas jugando, el se olvido de todo, en ese mismo instante solo pensaba en las cartas, en la ruleta y en el azar.
Fue perdiendo dinero, pero el ahi estaba, fuertemente convencido de su victoria.
¿Y que paso con él?
Ahora anda bajo puentes, pidiendo a aquellos que un día le debían dinero, esclavo de su propia condena, mártir de su pecado.
Jugo su poker con el diablo y perdió, ¿su precio a pagar?, su alma.
Ahora el estaba solo, seguía andando por iluminadas calles de la ciudad, pisando el asfalto. Arrepintiéndose de su ser.
¿Y que le quedo de su vida de lujuria y vicio?
Su preciada armonica siempre estaria con el...
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